miércoles, 8 de octubre de 2008

Triste, ladies and gentlmen, niños y ancianos. Muy triste

Me refiero a la noticia del quintuple asesinato y posterior suicidio, en los Estados Unidos, de un ejemplar padre de familia que había perdido su trabajo por la crisis bancaria. Según lo poco que se mostró durante la información de la noticia en la TV, el retrato robot era el de una familia de clase media norteamericana, de las que tantas veces hemos vistos en la películas de Hollywood, cuyo pater familias no ha podido soportar la deshonra de perder el trabajo y el consiguiente sufrimiento al pensar que su familia, mujer, tres hijos y suegra, se iban a quedar sin poder disfrutar del bienestar con su casita individual, coche y vacaciones pagadas.

No, no me río sino todo lo contrario. Ojalá que el ejemplo no cunda, porque el modelo se ha replicado a lo largo y ancho del llamado mundo civilizado, incluida nuestra España, donde según una reciente información del semanario Time, los jóvenes españoles viven en la ilusión o verdad virtual de que con unos estudios más o menos costosos ya tiene asegurado el trabajo, coche, casa y vacaciones. Mala barraca, señores. Muy mala barraca.

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